jueves, 13 de mayo de 2010

Aporte Seccional Quinta al Congreso y Cabildo Abierto (borrador para el debate)

Aporte Seccional Quinta al Congreso y Cabildo Abierto (borrador)






Frente al agotamiento de viejas estructuras partidarias, que se expresó con aquel grito del “que se vayan todos”, los partidos políticos, que sinceramente quieran expresar valores populares, humanistas, éticos, y se sientan auténticamente nacionales, deberán trabajar a fondo para recuperar lo política para el pueblo, como fue aquel grito de Mayo “el pueblo quiere saber de que se trata”, es decir quiere participar, ser protagonista.



La ética ciudadana-popular compromete a todos, pero, aún más, a los militantes, a los responsables de las estructuras partidarias. Sabemos que no hay candidatos excelentes, puros, inmaculados. No existen. Nuestros partidos políticos son lo que son, llenos de ambigüedades, tensiones, limitaciones, desaciertos. Pero es lo que supimos construir entre todos, por acción ú por omisión. La sociedad toda es así. Pero también hay valores, sueños, esperanzas, y ganas, muchas ganas de recrear la democracia. Otra política es posible. Es cierto que gritamos “que se vayan todos”, pero pronto nos dimos cuenta que entonces así no quedaba nadie. Y “nadie” no puede decidir los destinos de un país, de una provincia, de un municipio. Y avanzamos entre sombras. La lucha no se limita a la jornada electoral. Simplemente a “tomar el poder”. Es antes y es después. Es en cada barrio, cada territorio, cada organización, cada plaza. Y el “poder” es para el servicio de todos y todas, en particular, de los empobrecidos, de los excluidos. Este es el sentido profundo de la lucha por el poder.



Hay bocanadas de aire fresco en estas desgastadas democracias latinoamericanas. Y esto nos alienta. Y ese camino debe continuar. Esto invita a sumarse. Se recupera el entusiasmo. Va quedando atrás el modelo neo-liberal que se nos impuso desde los grandes centros del poder financiero. El bipartidismo no da respuesta a estos desafíos, son “mas de lo mismo”, fueron cómplices de la década infame de los 90. Destruyeron el Estado, lo vendieron y se pusieron en manos de "las privatizadas".



En este marco, ¿es posible recrear el “partido político” como herramienta al servicio del poder popular? ¿Es posible un partido de verdad “nuevo”? No nuevo en el tiempo, si no nuevo por presentar un camino de ética política realmente al servicio de nuestro pueblo.



Creemos que si y vamos a señalar algunas pistas para este trabajo de renovación profunda de las estructuras partidarias.



Primero, no descuidemos la cuestión ideológica, hace tiempo, el "pensamiento único", nos quiso hacer creer que las ideologías habían muerto, y que, en todo caso, una sola era la triunfante: la liberal-capitalista en sus mil variantes, así, la política se hizo pragmatismo, y la ética maquiavélica. No todo vale. Es cierto que en función de objetivos mayores hay que lidiar en terreno minado o, "tragarse algún sapo”. Pero hay límites. No todo es “negociable”. Además, la "corrupción", más allá de las personas irreprochables, esta en el sistema, es intrínseca a la ideología. El sistema capitalista es el corrupto, porque endiosa al capital y denigra la dignidad humana. El fuerte discurso que apela a la ética personal, no puede dejar de lado una definición clara en el terreno de la ideología. La honestidad sola no alcanza. En esto hay que ser más claros y contundentes. La "doctrina" es un valor irrenunciable. Una de las graves claudicaciones del bipartidismo fue renunciar a sus raíces doctrinales sociales y populares, para entregarse al capitalismo reciclado. Esa mística a la que muchas veces aludimos, la de los sueños y la esperanza, también se nutre de fuertes convicciones ideológicas, de fuertes contenidos doctrinales, de hondos marcos teóricos. Sin dogmatismos, pero con certidumbres.



Segundo, no descuidemos hacer del “partido” un lugar real de participación, de pluralismo, de organización, siempre al servicio de los sectores populares, sobre todo, de los empobrecidos, de los últimos. No podemos repetir las estructuras del "puntero", del "voto-choripan", del clientelismo partidario, del amiguismo. Hay que ser realmente "nuevos". Es hora de pensar seriamente en abrir el juego a todos y todas, y superar viejos vicios de la política partidaria. Los militantes, las bases, no pueden ser solo convocadas como mano de obra. Debemos convocarlos y permitirles decir su palabra. Los que no tienen voz deben comenzar a tenerla. Debemos organizar la militancia, no solo para pedirles "pintadas" y “llevar gente”. Jamás fue posible "que se vayan todos", pero la consigna nos obliga aún más, a una recuperación ética de la política partidaria. Hay que saber abrir el juego y trabajar por la unidad de diversas expresiones del sector popular, aunque no pertenezcan a nuestro partido, pero comparten ideales comunes. Hay que ser generosos, abiertos, pluralistas.



Tercero, necesitamos ciertamente liderazgos fuertes, pero ser líder, ser "dirigente", no es ser el mesías, esta obviedad no es fácil de asumir. Lo decimos para todos los que se sienten y, con razón, son "dirigentes". Cuanto más nos subimos al poder las tentaciones son mayores. El triunfo es una miel que puede hacernos mal. El poder siempre tienta. El poder engolosina. No podemos andar pisoteándonos. Menos boicotear a los compañeros. Los objetivos del Partido están por encima de las legítimas aspiraciones personales. No hay que creerse dueños de nada. El líder, el dirigente, escucha a sus bases, sabe rectificarse, no se cree dueño de la verdad, asume que se equivoca, fomenta líderes, debe ser templado, austero, se hace junto a sus seguidores, no se impone irracionalmente, también necesita formación, no decide autoritariamente. Los mesías, hacen todo lo contrario.



De estas observaciones, se desprende la urgente necesidad de formación política de nuestros militantes, de nuestros cuadros. Para despertar, acompañar, fortalecer y profundizar los procesos de toma de conciencia de los sectores populares (vecinos comunes, organizaciones de base, organizaciones intermedias, organizaciones barriales) sobre sus derechos inalienables y los contextos socio-políticos que los resguardan o los impiden, para despertar, acompañar, fortalecer y profundizar los procesos de participación política, social y ciudadana. Hay que ofrecer herramientas metodológicas y espacios de debate y profundización. Hay que profundizar la Democracia Participativa desde nuestra inserción territorial. No basta la buena voluntad. Es imprescindible multiplicar "aulas" de formación social y política. Es urgente llenar los barrios de unidades de debate, de lectura, de reflexión. Necesitamos militancia capacitada, no solo bien dispuesta. Necesitamos militancia participando, no solo acatando directivas. Necesitamos militancia creativa, no solo repitiendo discursos. Necesitamos militancia adulta, madura, reflexiva.

Secretaria Prensa
Partido Nuevo Quinta

No hay comentarios: