miércoles, 30 de septiembre de 2009

Una ley de la dictadura...ni un segundo más!!!

Una ley de la dictadura...¡¡ ni un segundo más!!

Otra falsa antinomia
Si votas a favor, sos kirnerista



Nicolas Alessio

Hace un tiempo decíamos, con ocasión de la jornada electoral, que elegir algunas de las opciones de la oposición al oficialismo kirnerista, no era necesariamente ser antipatria o anti popular. Que la realidad era más compleja.

Ahora decimos lo mismo, pero a favor del Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Porque no es una ley de este gobierno, no es una ley del “oficialismo”. No es un “capricho” kirnerista.

De entrada conviene aclarar,que, si bien es este gobierno el que manda el Proyecto al Congreso, de ninguna manera puede atribuirse “los laureles” de ser ni los primeros, ni los únicos, ni los responsables de esta iniciativa que ha ido madurando en la conciencia popular desde que en el 83 volvimos a vivir en democracia. Estar a favor de esta ley no es estar a favor del kirnerismo, es estar a favor de aquellas luchas populares, que también se están dando hoy, a lo largo y ancho de nuestros pueblos latinoamericanos. Es estar a favaor de una verdadera distribución de la riqueza de la palabra.

Es cierto que Néstor Kirchner parece querer vengarse del Grupo Clarín, sobre todo teniendo en cuenta que antes eran socios y que incluso, por decreto, él mismo les prorrogó las licencias a ese grupo y a otros. De paso, en aquel momento, ninguno de estos poderosos grupos mediáticos, se quejó del decreto que los beneficiaba diciendo que no era democrático, que no tuvieron tiempo para leerlo, que había que respetar las instituciones, o que no los consultaron. Es cierto que el proyecto de ley tenia “letra chica” que embarraba gravemente la propuesta. Basta escucharlo a Pino Solanas. Es cierto que muchos hombres y mujeres del kirnerismo fueron cómplices de los monopolios mediáticos, de la década de los 90 y parece que recién se dan cuenta que sin democratización de los medios de comunicación no hay democracia posible. Es cierto que el oficialismo nos genera muchas dudas en sus discursos de color popular y sus gestos cargados de ambigüedad.

Pero, votar en contra o no votar este Proyecto ausentándose, como lo hicieron algunos diputados y diputadas, es simplemente colocarse a la cola del poderosísimo poder de fuego de los grupos económicos, encaramados en la concentración de los multimedia. No son el cuarto poder. Son el instrumento del primer poder: el económico. No es poca cosa que cuatro operadores tienen el 84 por ciento de la facturación y el 83 por ciento del dominio del mercado, tan solo cuatro firmas tienen el control sobre las industrias culturales y de comunicación.

No ver la gravedad de lo que está en juego, solamente para no quedar etiquetados como oficialistas, o por purismos leguleyos, es una actitud suicida. La información es poder. Tener el monopolio de la palabra es tener poder. Esta ley de la dictadura no debe permanecer ni un segundo más como Ley de la Nación. Es cierto que se puede mejorar, que se puede debatir más, y habrá que hacerlo, para eso siempre hay tiempo. Pero ahora es el momento de derribar aquella fortaleza que, en tantos años de democracia, recién ahora nos atrevemos a tocar. Los monopolios mediáticos son un monstruo que pisa fuerte. Han lavado, tergiversado, quemado la cabeza y el corazón de millones de compatriotas. Son estos mismos medios los que según sus intereses son golpistas, o son neo-liberales, de centro izquierda, o progresistas. Son los que imponen la agenda de temas, los contenidos, las formas y los debates que a ellos más les interesa. Son los que nos imponen la “tinelización”, junto a las modelos como Susana Giménez o “la chiqui” Legrand, cuyas opiniones son tomadas como oráculos sagrados.

No son democráticos. Y si no ¿cómo se entiende que califiquen y pretendan así descalificar, como fascista, autoritario, tirano, despótico a un gobierno que propone el tratamiento de una ley en sus dos cámaras legislativas, que tienen toda la legitimidad que esta democracia permite, que contó con un debate popular previo en cientos de organizaciones a lo largo y ancho del país, que ha sufrido importantes modificaciones, que, además, les permite a esos mismos medios, que están absolutamente en su contra, decir cuanto se les ocurra decir? Que nosotros sepamos, no se ha clausurado a ninguno de estos medios.

A no dejarse engañar por las mismas falsas antinomias. Hay que estar a favor del Proyecto Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, con todos los “peros” que sean necesarios. Y esto no es ser “kirnerista”. Se trata de una batalla en la que no podemos perder, el enemigo tiene el poder, casi todo el poder