jueves, 11 de abril de 2013


La Tamse debe regular el sistema
El transporte no debe ser un negocio

La crisis del sistema de trasporte de Córdoba no es casual. Las dos últimas gestiones comunales –Giacomino y Mestre- han actuado para que el Estado resigne sus responsabilidades y así volver al pasado.
No hay que ser demasiado memorioso para recordar que la debacle del servicio urbano de pasajeros tuvo su origen en las políticas aplicadas por Rubén Américo Martí, ex intendente radical, hoy funcionario estratégico de Ramón Mestre.
Fue Martí fue quien detonó al sistema abriéndole el paso a empresarios improvisados que desaparecieron como fantasmas dejando a los usuarios de a pie y a sus trabajadores en la calle: Ni qué decir del servicio diferencial, los “chanchitos”, curiosamente consumidos por el fuego en los playones de estacionamiento de la compañía cuando ésta entró en debacle.
Y luego Kammerath sumó su incapacidad y falta de escrúpulos, provocando el caos total, con colectivos y remises piratas que desde la informalidad y sin garantías trasladaban a los vecinos precaria y peligrosamente.
La TAMSE nació en ese caos y fue en la administración de Luis Juez cuando cobró firmeza al incorporársele 250 unidades, ampliar los recorridos, llegar hasta donde nunca un ómnibus había llegado y consolidar una fuente laboral que parecía imposible de ser sostenida.
La Empresa Municipal de Transporte fue entonces el punto de equilibrio que puso fin al manoseo de los usuarios: estabilizando la tarifa; obligando a las empresas a renovar sus flotas; aplicando el fondo de mejoras (porcentaje del boleto que nunca tuvo el fin de origen) al mejoramiento de las prestaciones; poniendo en circulación unidades con características especiales para pasajeros con capacidades diferentes; ajustando las frecuencias; llegando hasta donde ningún concesionario privado quiere llegar porque no es rentable. Todo esto porque actuamos, con criterios social, convencidos de que por ser un servicio público, el transporte no debe ser un negocio, sino una prestación digna y para todos. Todo esto se reafirma, cuando a la distancia podemos observar que en cuatro años de administración, bajo nuestro gobierno, el precio del boleto sólo aumento veinte centavos.
Hoy este intendente se propone todo lo contrario. Córdoba no sólo tendrá el peor y más caro transporte del país, sino que con impunidad y sin vergüenza, el servicio será un negociado que compartirá con amigos entrañables cosechados durante la intervención a Corrientes.
La TAMSE no debe morir. La TAMSE debe ser recuperada, fortalecida, para que cumpla su importante rol. La TAMSE no es un monumento al estatismo, es la garantía real que tienen los vecinos de menores recursos para poder ir a trabajar, estudiar o simplemente trasladarse hasta el último rincón de la ciudad, vivan donde vivan.

Junta Capital